domingo, 22 de junio de 2008

El enterrador

El enterrador es una persona que ejecuta su trabajo con sosiego e indiferencia. El enterrador no tiene un estereotipo físico demasiado acentuado, por lo que bien podría confundirse, visto por la calle, con un taxista o un herrero. El enterrador comúnmente tiene la cara renegrida por la tierra que todo el tiempo esta a su alrededor, volando y pegandose en su piel o metiendose humedamente en sus zapatos.

El enterrador antes de enterrar aguarda las rosas que deben ser lanzadas, luego dice unas palabras para nada sentidas y echa tierra sobre el ataud, que para el no es mas que un cajon de madera con varios kilos de carne adentro. El enterrador no entiende a la muerte porque convive con ella, la muerte es para el lanzar tierra con dos o tres compañeros para poder sobrevivir al arduo mundo.

El enterrador es un protagonista implicito de una obra que pone termino con su ultima palada. El enterrador no observa dentro porque no entiende que, hasta el momento, aquel enterrado todavía conservaba un apice de vida en los corazones de los allegados. El enterrador ha matado muchas veces, sin saberlo, a victimas de la catalepsia.

Y se rumorea levemente la historia de un enterrador que, en las ultimas instancias del funeral comenzaba a lanzar tierra al ataud y, de imprevisto, cayo adentro del hueco en el que el muerto descansaría.

Pero los allegados al muerto estaban cegados por las lagrimas, y sus amigos enterradores estaban cegados por la rutina.

domingo, 20 de abril de 2008

El paso eterno

John lennon vio una vez una nota en el periodico que hablaba de una adolescente que cansada de sus padres decidio escapar.

La adolescente dejaba la casa dejando solo un escrito, conciso, en el que anunciaba su huida.

Ese solo artículo inspiro entonces la composición de “She is leaving home”, y objeto de la suerte esa chica, que probablemente no fuera ni mucho mas linda ni mucho mas talentosa que todas las otras adolescentes de la época, paso a formar parte de la historia del tiempo por lo menos por unos cuantos siglos mas.

Y pensar que, a esa chica, podría no gustarle el rock and roll o “The Beatles”.

Ese es mi punto, el azar a veces es generoso con algunas personas, y les otorga de manera idiota su paso al tiempo sin que ellos lo busquen.

Cómo aquel cuadro de Picasso en que es dibujada una plaza y también un hombre, parado, que lee atento.

¿Qué hizo aquel hombre para eternizarse, para ser retratado y recordado por siglos y siglos?, ¿literatura?, ¿cine?, ¿pintura?, ¿fue un gran politico, un gran general o un genial músico?. No, se paro en una plaza a leer un diario, y por aquello ahora vale millones de dolares y es exhibido en un gran museo. Y no nos es difícil pensar que el también podría haber invalidado a Picasso en su época por su forma de pintar, diciendo que parecían los dibujos de un niño.

A veces a mi también me dicen que parezco un niño, pero no me interesa. De verdad no me interesa lo que diga la gente de mí, la sociedad, quiero decir, es muy mentirosa, muy ridicula. Por eso simpatizo con Holden Caulfield, el muchacho que protagoniza “El guardián entre el centeno”.
No se si se me entiende. Si a Picasso le dijeron que dibujaba como a un niño, a Holden le decían que parecía un niño inmaduro, entonces no debería molestarme parecer un niño. No debería molestarme en lo mas mínimo.

Toda esa clase de sujetos, aquella gente ridicula me molesta, pero mas aún me molestan quienes de algun modo lograron ser legendarios siendo tan estupidos como el resto de las personas que las rodeaban y, aun peor, haciendo nada, haciendo la misma cosa que todos los demas pero con mucha mas suerte. Entonces podrán criticarme, decir que yo no hice demasiado, pero, al menos, yo no soy presa del azar.

Se cuenta de otra ocasión, perdonenme si repito al protagonista, que sucedió a lennon mientras caminaba por la ciudad. El, en su paseo, observo un cartel que promocionaba un circo. Fue perfecta aquella promoción para introducirla en el disco que sacarían luego y que sería el mejor, “Sgt. Pepper’s lonely heart’s club band”. Solo se debieron acomodar algunas rimas y ponerle musica.

Entonces aquel hombre ignoto –que ni siquiera conocía su lado poetico- fue recordado y lo sera por mucho tiempo mas.

Mi caso es diferente, no lo puedo negar, el azar tuvo muy poca influencia sobre mí.

Quiero decir, si yo no me convertía en una leyenda aquel día, lo haría al día siguiente.

El azar nunca me ayudo a mí, aquella vez tampoco.

Yo tuve que esforzarme, llegar temprano y estar apretado e incomodo entre aquella muchedumbre ansiosa que en algunas cosas se parecía a mí.

Verlo aquella tarde, gritarle, tocarlo, pedirle que me firme el disco.

Y esperar, esperar, esperar hasta que se bajara de la limusina y entonces si, descargarle cinco tiros en el pecho, encadenarme a la eternidad y leer, antes de ser atrapado por la policía, algunas pocas líneas de aquel excelente libro que llevaba en la mochila.

martes, 15 de enero de 2008

La cucaracha

Desperto y noto la limpieza. Un libro de kafka sobre el estante. Se paro por primera vez sobre sus piernas. A pesar de la metamorfosis apenas si notaba un ligero cambio.